El fenómeno Oviedo: ¿la derecha revive en Bogotá?

A Juan Daniel Oviedo la gente lo recuerda por su manera de hablar, por su vestir clásico y su cabellera grisácea. Una imagen que, en medio de la pandemia, la gente del común aprendió a asociar rápidamente con el Departamento Nacional de Estadística –DANE-, entidad de la cual la gente suele recibir malas noticias, como la inflación y el desempleo, pero que, en manos de este bogotano de 46 años, se empezó a preocupar más por el sentir de las personas y el impacto del Covid-19 en la sociedad y la economía.

La combinación de una figura fácil de recordar, un modo de hablar que lo llevó a ser imitado en espacios como La Luciérnaga, y esa sensibilidad que mostró frente a los impactos de la pandemia en la gente, llevaron a Juan Daniel Oviedo a ser percibido como un buen funcionario, al punto que fue calificado por varios estudios de opinión como el mejor del gabinete del expresidente Iván Duque. A esa percepción se sumó el hecho de que el propio presidente Gustavo Petro le ofreció quedarse en el cargo, algo que Oviedo rechazó, sin dejar muy claro por qué.

Y tras muchos dimes y diretes, el pasado mes de febrero Oviedo hizo oficial su aspiración a la Alcaldía de Bogotá, que la prensa bogotana califica como el “segundo cargo más importante del país”. Se lanzó a recoger 150.000 firmas que le den el derecho a estar en el tarjetón, con propuestas que por ahora no parecen muy estructuradas, salvo por el hecho de afirmar que hay alternativas al pico y placa –del que dice que ya no cumple la misión para la que se creó-, y que el metro elevado de la primera línea debe construirse tal como está estipulado en el contrato vigente, lo que va directamente en contravía con el parecer de Petro y en consonancia con lo que piensa la alcaldesa Claudia López.

Es claro que Juan Daniel Oviedo representa la más clara oportunidad para la derecha de recuperar una alcaldía que ha sido históricamente de la izquierda y del centro: Mockus, el propio Petro, Moreno Rojas, Garzón y la misma Claudia López han representado corrientes alternativas. Solo Enrique Peñalosa se ha atravesado con su pragmatismo, aunque no puede negar su tendencia a la derecha. Oviedo es economista de la Universidad del Rosario, Ph. D. en Economía y magíster en Economía Matemática y Econometría de la Universidad de Toulouse (Francia). Ha trabajado en el campo de la planificación, ha sido profesor universitario y, en lo público, se ha untado de temas tan diversos como el transporte, las comunicaciones, el subsidio familiar y las TIC. Es investigador y consultor en asuntos aparentemente áridos, como la economía de la regulación, la economía de contratos, la política de competencia, la organización industrial, la economía de redes, la economía industrial aplicada y el análisis económico del derecho, que lo muestran como una persona preparada para el cargo al que aspira.

Preparada, eso sí, desde la perspectiva de la toma de decisiones a partir de los datos, de la estadística, del análisis de campo, que es lo que suele caracterizar a los técnicos, pero también a quienes defienden el libre mercado, la generación de riqueza y el cumplimiento de las leyes. Oviedo será, pues, un jugador de primer nivel en la contienda capitalina, a quien tal vez le cueste bajar su discurso al nivel del ciudadano de a pie, pero que, con su carisma, su figura y buena imagen, tiene todo para estar en la pelea.

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